Los americanos apenas susurran la palabra Alzheimer porque su Gobierno susurra la palabra Alzheimer. Y si bien susurrar es mejor que silenciar, sigue siendo insuficiente lo que la comunidad afectada por el Alzheimer ha hecho durante décadas para combatir esta enfermedad. Necesitamos, por lo tanto, gritar y exclamar para conseguir la atención y el dinero necesarios”.
Con estas palabras, Seth Rogen concluyó el miércoles pasado su testimonio en el Senado de los Estados Unidos, en el marco de una audiencia convocada para discutir las perspectivas de la investigación biomédica en torno al mal de Alzheimer. El actor cómico, recordado por sus papeles protagónicos en Ligeramente embarazada y la más reciente Éste es el fin, habló a título personal (su suegra padece de demencia hace años) y como miembro de la ONG Hilarity for Charity, que fundó junto con su esposa y algunos amigos para contribuir con fondos y con un programa de concientización académica a la lucha contra el olvido patológico.
La cadena NBC fue uno de los medios norteamericanos que replicaron el video de la presentación. Basta con hacer clic aquí para escuchar al comediante exponer de modo muy sentido el caso de su suegra: “Después de olvidar quiénes eran sus seres queridos y ella misma, esta mujer -docente durante 45 años- dejó de hablar, comer, vestir, ir al baño sola. Todo esto a sus 60 años de edad”.
Rogen también se refirió a “la vergüenza y al estigma asociados a esta enfermedad” que figura en el “top ten de las enfermedades mortales sin cura ni tratamiento capaz de detener su avance”. Por momentos recurrió al sentido del humor: “La sensación de desolación es tan grande que consigue que un hombre infantiloide, vago, egocéntrico, automedicado como yo decida iniciar una obra de caridad como Hilarity for Charity, de la que hoy participan dieciocho escuelas”.
Otra vez serio, el actor le recordó a la audiencia presente en un salón del Capitolio que “el Alzheimer y las demencias relacionadas figuran entre las enfermedades más costosas en los Estados Unidos” y que “mientras los decesos ocasionados por infartos, enfermedades cardíacas y el sida siguen descendiendo, la cantidad de muertos con Alzheimer aumentó casi un 70% en los últimos quince años”. También sostuvo que “unos cinco millones de americanos padecen de Alzheimer y, a este paso, habrá alrededor de 16 millones de enfermos al cabo de los próximos 35 años”.
Tras observar que sus compatriotas susurran la palabra Alzheimer porque imitan al Gobierno, Rogen reclamó un grito capaz de activar conciencias y acciones eficientes. “Sueño con el día en que mi ONG deje de ser necesaria y yo pueda volver a ser el hombre infantiloide, vago, egocéntrico, automedicado que siempre fui”, remató antes de agradecer la oportunidad de pronunciarse en este marco institucional.
Al día siguiente, el actor recurrió a su cuenta de Twitter para criticar la indiferencia de los legisladores. Este artículo de Business Insider sintetiza las reflexiones de 140 caracteres, y comparte una foto que muestra a los únicos dos senadores que escucharon la ponencia. Un tercero, cuenta la síntesis, abandonó su banca cuando Rogen ya había comenzado su exposición.
Aún de este otro lado del planeta, en el hemisferio sur, hay quienes escuchamos el grito de Seth. Ojalá pudiéramos replicarlo de tal manera que la sordera de los legisladores estadounidenses ilustre no sólo la indiferencia -si se quiere la insensibilidad y falta de respeto- de muchos dirigentes sino la crasa ignorancia que los lleva a desestimar la gravedad de un flagelo mundial.