A partir de los 70 años aumenta en gran medida el riesgo de sufrir el Mal de Alzheimer u otra forma de demencia. En el mundo alrededor de 35,6 millones de personas sufren esta enfermedad y, según la Organización Mundial de la Salud, el número se duplicará tras 20 años hasta los 115,4 millones de personas con alzhéimer en 2050.
Por debajo de los 20/30 minutos desaparece el efecto beneficioso de la actividad físicaDe momento, no existe una cura o un tratamiento efectivo para el alzhéimer. Sin embargo, según los expertos, la prevención o retraso de la aparición y progresión de esta dolencia puede venir en gran medida de la mano del ejercicio físico. Según explica Martín Carrasco, de la Clínica Psiquiátrica Padre Menni de Pamplona, “un hallazgo relativamente sorprendente en este sentido consiste en el potencial de la actividad física como intervención para mejorar el funcionamiento cognitivo y quizás incluso disminuir el riesgo de demencia”.
El doctor ha elaborado un documento de libre acceso para la Sociedad Española de Psiquiatría sobre ejercicio físico y funcionamiento intelectual en el que resume los resultados más destacables de los estudios en este ámbito. Las conclusiones más importantes son las siguientes: El ejercicio aeróbico como pasear, nadar o pedalear es la modalidad de actividad física que más se asocia a un mejor funcionamiento mental.
También se incluyen en esta categoría los trabajos de huerta o jardín. La combinación de ejercicio físico aeróbico y ejercicio intelectual ofrece los mejores resultados. Entre los ejercicios intelectuales más útiles están aquellos que fomentan la memoria a largo plazo, las capacidades verbales, la lectura o el vocabulario. La variedad en los ejercicios practicados y su realización en un entorno social mejora los efectos beneficiosos del ejercicio. Algunos estudios han descubierto que las personas que practicaban hasta cuatro modalidades distintas de ejercicio obtenían los mejores resultados a la hora de prevenir la demencia.
Por debajo de los 20 a 30 minutos de práctica continua de ejercicio desaparecen los efectos beneficiosos de la actividad física. Los efectos beneficiosos serán mas consistentes cuanto más prolongado sea el periodo de práctica. Los primeros resultados se aprecian ya a las pocas semanas de inicio de la actividad física. La práctica de ejercicio se asocia también con otros resultados positivos como el mantenimiento de la autonomía y la independencia. En los estudios en este ámbito, los sujetos que no se ejercitaban eran más propensos a necesitar ayuda en su domicilio o a ingresar en centros residenciales. Las propiedades benéficas del ejercicio sobre la capacidad mental se optimizan cuando se combinan con una dieta rica en vegetales y aceite de oliva, como la dieta mediterránea, y con un control adecuado de la tensión arterial y de la diabetes.
Martín Carrasco concluye que los estudios científicos coinciden con el sentido común y con lo que cada uno puede apreciar en sí mismo y en las personas de su entorno: las personas físicamente activas envejecen mejor y no solo desde el punto de vista físico, sino también cognitivamente.